LA SABIDURÍA DE LA CREACIÓN

El mundo desde su creación ha aflorado las maravillas naturales que sin importar dónde estén hacen que la figura del hombre se recree en ella. La humanidad debe dar cuenta que sin estos escenarios su tránsito por el mundo no tendría ni principio ni final.

Las montañas de Adirondack, en el noroeste del estado de Nueva York, Estados Unidos, dan cuenta de eso. Es una zona cubierta por bosques de hayas, arces y abedules amarillos, abetos rojos y balsámicos. Cuenta con más de cien lugares para acampar, 3000 lagos y estanques de gran belleza y más de 1 500 millas de ríos, donde se puede navegar en canoa o en kayak. A partir del año de 1882 se declaró parque nacional en su mayor parte.


La humanidad debe experimentar mejor su silencio a través del conocimiento que se tiene de ella misma, y será a través del contacto que tenga en la naturaleza, para ayudar a encontrarlo. 

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