EL DESIERTO INTERNO

Todo tipo de desierto tiene características que se distinguen. Pero existe vida, y movimiento. Nuestro pensamiento no debe ser un desierto aislado. Debe tener movimiento, existencia, vitalidad, energía. Debemos encontrar nuestro oasis, nuestro recoveco de existencia. Nuestra distancia y no el espejismo. Nuestra realidad y nuestra vivencia.

Así como la fauna y flora existen en el desierto, así nosotros también debemos adaptarnos al anhelado cambio. Juguemos con la arena, que es la abundancia; encontremos la experiencia de la fauna que habita en el desierto, los cambios que producen vivir en situaciones en extremo. Observemos como las serpientes, camaleones, escorpiones, tarántulas, buitres, tortugas, coyotes y camellos viven. Aprendamos de la naturaleza que fue creada para regocijo de la humanidad. Impulsémonos en las dunas de arena y maravillémonos del colorido paisaje, sólo así construiremos nuestro maravilloso desierto interno

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