LA LIBERTAD Y LA ESCAVITUD

     
¿Cuál es la verdadera libertad? La libertad de la decisión Y  ¿Cuál es la esclavitud peor? La esclavitud de la sumisión.

      La libertad es un baño espiritual, es un nuevo nacimiento; no hay medio más eficaz para la enmienda verdadera, para el robustecimiento de la voluntad, para la autoeducación.

     Por la inconstancia de la naturaleza humana y por las mil ocasiones de errores, tanto de jóvenes como de adultos, caen en la lucha. Pero el divino creador, con un conocimiento cabal de la libertad humana, depositó en nosotros un medio, cuyo valor educativo es inapreciable, en el voto de la liberaciòn.

     En los campos de Medina, en Egipto, en el lugar de la antigua Tebas, hay dos altas columnas de piedra, de unos veinte metros; figuran a reyes sentados, esculpidos en piedra parda. Son estatuas levantadas, por el Faraón Amenhofis II a mediados del segundo milenio A. C.

     Una de estas columnas de Memnòn, como las llamaban los antiguos, se agrietó en el año 27 a. C., debido a un terremoto, y desde entonces tiene una propiedad interesante. Cuando los rayos del sol naciente tocan la estatua, en el mismo momento, la piedra que empieza a calentarse, emite un sonido peculiar. Empieza a zumbar, a resonar; la estatua de Memnòn se pone a “cantar”.

     También de la libertad brotará una vida semejante, rebosante de cánticos de himnos de trinos, de alegría, de júbilo, cuando después de enmendar el error bien hecho, el calor del Sol que vuelve, el amor ardoroso del creador, esparza sus primeros rayos en el momento de la libertad. Mon. Toth.


     Lo que enmiendes nadie lo sabrá, sino sòlo tú. Nadie màs ve en tu rostro el rubor de la vergüenza; nadie màs descubre en tus ojos las lágrimas de fuego del arrepentimiento. Nadie màs presencia cómo inunda el raudal de la gracia tu fe, ese desierto árido, y cómo la transforma de repente en vergel florido del tu fe creadora.

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