ANTE LA RUTA POR EL OCÉANO
Elegir una
carrera profesional, es el puerto marítimo en que están anclados grandes
trasatlánticos, llenos de la carga más preciada.
Cada buque
tiene su peculiar destino, su bandera, su carga, su tripulación; no hay entre
ellos nada común, a no ser la esperanza confiada, el entusiasmo, la seguridad
de llegar a un buen término. Y, sin embargo, algunos de los buques se hundirán
estrellados contra los escollos; serán otros juguetes de huracanes desatados, y
nunca llegarán a su destino. Y allá, en la otra orilla, en vano sollozará el
padre, en vano esperará la vuelta de su hijo, tragado por los abismos sin fondo…
También a
ti te espera en la orilla de la voluntad, tu Padre Espiritual. ¡Alerta!
Embárcate en un buque que no te lleve a los escollos, y que sea capaz de
desafiar las tempestades de la vida.
He aquí
cómo se yergue ante ti la gran cuestión: ¿Qué carrera escojo?
El escoger
carrera es un problema difícil. Es una de las incumbencias más complejas de
elegir. No hallarás felicidad en la vida, no trabajarás con éxito, no
asegurarás la salvación de tu ser, a no ser que escojas con acierto tu carrera.
En una
carrera mal escogida, el trabajo se hace sin bríos, la vida es un yugo pesado,
la paz interior, es una cosa desconocida.
El momento
de escoger carrera es decisivo para toda tu vida; más aún de ti depende tu
tranquilidad espiritual y muchas veces la eterna suerte del destino…
Lo
importante no es la posición que ocupes, la oficina en que trabajes, sino el
acierto en escoger el puesto que te corresponde y el modo de pensar respecto a
tu vocación.
Echa el
pájaro al agua, y perece; no es ese su elemento. Saca el pez al aire, y morirá;
debe vivir en el agua. Así también los individuos, los pueblos solamente serán felices
si viven en su medio adecuado. Lo dice gráficamente un adagio inglés: The rigth
man on the right place, “Tal hombre tal puesto”.
Por lo
tanto, al escoger carrera, nunca pierdas de vista la voluntad de Dios. Antes de
todo fija un ideal a tu vida, y así te será más fácil escoger una carrera que
pueda guiarte al mismo. El ideal de la vida y la carrera del hombre no pueden
ir contra su fin supremo. Somos de Dios y por él vivimos.
La carrera
que escojas o te veas obligado a seguir, anímala y levántala con nobles
propósitos.
En el
momento de las grandes pruebas no te dejes quebrantar, Permanece firme,
conserva con tenacidad el tesoro de tu vocación, cuídalo con esmero y constancia. Mons. Tóth.
Comentarios
Publicar un comentario